Al prender el interruptor de un foco, éste se enciende y comienza a emitir energía en forma lumínica y calórica. Pero cuando la apagas, a donde se dirige toda esta energía que salió del foco? Recordemos que la energía cumple las mismas propiedades de la materia: no se crea, ni se destruye. Entonces, a donde va? Veamos el artículo!
La luz no es como una nube de niebla que cuelga del aire, es una corriente continua de fotones emitidos por un foco en medio de una habitación. Cada fotón viaja en una línea recta y, un par de nanosegundos después, alcanza una pared. Allí, puede que sean absorbidos por uno de los electrones de un átomo de la pared, lo cual hace que el átomo vibre un poco más rápido y caliente levemente la pared. O, puede ser rebotado.
Cuando la luz está encendida este proceso tiene lugar de forma constante. Una pequeña fracción de estos fotones rebotados va a parar al ojo humano, donde son absorbidos por la retina, que hace que veamos la habitación iluminada. Cuando se apaga la luz, no se emiten nuevos fotones y los que ya fueron emitidos rebotan alrededor un par de veces hasta que todos son absorbidos.
¿Por qué los focos ahorradores brillan aunque ya se apagaron?
Lo que ocurre es que el diseño de los focos ahorradores permiten que se carguen de energía y la liberen esporádicamente, aún cuando ya se apagaron.
Lo sabías? Interesante, no? Coméntanos!
Fuente: quo.mx
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